El cáncer de colon es muy frecuente en México y es la segunda causa de muerte relacionada a cáncer. Ésta es una cifra asombrosa si se considera que la enfermedad es potencialmente curable cuando se diagnostica en sus primeras etapas.

¿Quién tiene riesgo?
Aunque el cáncer colorrectal puede presentarse a cualquier edad, más del 90% de los pacientes tienen más de 40 años y a partir de esa edad el riesgo se duplica cada diez años. Además de la edad, existen otros factores de riesgo, como antecedentes de familiares que presentaron cáncer o pólipos en colon o recto, así como tener antecedentes personales de colitis ulcerosa, pólipos en el colon o cáncer en otros órganos, especialmente cáncer de mama, útero u ovario.

¿Cómo empieza?
Casi todos los cánceres del colon y del recto inician en pólipos benignos. Estos pólipos se originan en la capa más interna del colon y aumentan de tamaño hasta volverse cancerosos con el tiempo. La resección de pólipos benignos es un aspecto más importante de la medicina preventiva del cáncer colorrectal.

¿Cuáles son los síntomas?
Lamentablemente, muchos pólipos y cánceres incipientes no causan síntomas. Por lo que es importante que a partir de los 50 años se realicen procedimientos para la detección oportuna del cáncer colorrectal. Existen varios métodos para detectarlo. Éstos incluyen entre otros el examen de tacto rectal, una prueba química para detectar sangre en heces, o una endoscopía del intestino grueso que es el estudio inicial más importante.

Las personas que tienen un pariente de primer grado que tuvo o tenga cáncer de colon o pólipos deben empezar a realizarse exámenes de detección del cáncer de colon desde los 40 años o 10 años antes de la edad a la cual se hizo el diagnóstico a su familiar.

Cuando hay síntomas, los más comunes son hemorragia rectal y cambios en la forma y frecuencia de la evacuación, como estreñimiento y/o diarrea (Estos síntomas son comunes también en otras enfermedades; por eso es importante realizarse un examen completo cuando se presentan). También se puede presentar anemia sin evidencia de sangrado rectal.

El dolor abdominal y la pérdida de peso son síntomas posteriores que indican que la enfermedad ya puede estar más extendida.

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